Así es como Luis G. Segura identifica la situación a la que se enfrenta un miembro de las Fuerzas Armadas, hombre o mujer, que se plantee denunciar acoso sexual.
Es un artículo que invitamos a leer detenidamente, en el que el autor nos va explicando, en primer lugar, cómo el acoso sexual como tal, no existía en el mundo militar hasta que no entró en vigor el nuevo Código Militar de 2015. Anteriormente a su entrada en vigor, en los once años transcurridos entre 2004 y 2015 sorprendentemente en las Fuerzas Armadas sólo constan como presentadas -en once años- 174 denuncias. De esas, sólo el 12,5% se resolvieron con una condena.
Estos datos le llevan a una conclusión que parece bastante evidente: la impunidad con la que los agresores y acosadores sexuales actúan y, por tanto, la desolación, el tormento y la tortura a que son sometidos los denunciantes.
De ese 12,5% de condenados a que se hacía referencia previamente, la mayoría continuaron con sus carreras profesionales sin problema alguno con sus ascensos y futuro garantizado. A un capitán se le condenó por 28 agresiones sexuales. A un teniente coronel, por dos. A un capitán por una agresión en Alborán….
Pero… a partir de 2015, las cosas han ido a peor.
En los ochos casos en los que se ha pronunciado la Justicia Militar… ni uno sólo ha merecido condena. Entre otros….
- Una militar denunció haber sido violada en Ceuta. El Fiscal Militar solicitó seis años de prisión. El Tribunal Militar absolvió al denunciado.
- Un capitan. El Fiscal Militar solicitó siete meses de cárcel. El Tribunal Militar, le absolvió. El caso llegó a la Sala V del Tribunal Supremo, donde se ratificó la absolución pero… con un voto particular. Eso sí, a la víctima cuando llegó a su acuartelamiento le arrestaron 30 días por denuncia falsa. Ninguno de los que intervinieron en el proceso consideró falsa la denuncia: ni abogados, ni fiscales, ni jueces.
En el caso de la cúpula militar la fotografía es similar: sólo se ha sancionado en el 10% de los expedientes.
La conclusión a la que llega Luis G Segura es clara:
Es lo mismo que debería ocurrir con los Jueces. Los Jueces no deberían ser juzgados por Jueces. Indudablemente si sentenciados por Jueces, pero no juzgados por Jueces.
No podemos dejar de terminar comentando lo que siempre decimos: esto que ocurre en la Justicia Militar, también ocurre en la Justicia Civil y te puede pasar a tí, le puede pasar a tu hija, a tu hijo, a tu hermana, a tu hermano… a cualquiera de las personas que tengas cerca.
Si la Justicia no funciona es, como dice el artículo de Luis G. Segura en su primera palabra: aterrador.