Honestidad, valentía, coraje son nuestros valores. No queremos y no podemos rendirnos.
Nos persiguen y nos atacan. Pero no nos rendiremos. Si nosotros no lo logramos, detrás nuestro vendrán otros para seguir.
La corrupción judicial deviene en muchas ocasiones en durísimos procesos de tortura -que en ocasiones se alargan de por vida- contra quienes hemos descubierto y denunciado hechos o personas corruptas. No queremos que los corruptos se sientan impunes. Menos, si los corruptos son miembros del poder judicial. Los vamos a perseguir y terminaremos descubriéndolos ante una verdadera Justicia que confiamos encontrar. La corrupción de jueces es execrable, pero sus consecuencias son peores. Y cuando deviene en tortura es importante recordar que los crímenes de tortura, cuando son de lesa humanidad como es el caso, no prescriben.
Buscamos conseguir que a los jueces los juzguen Juzgados Populares, no otros jueces. Desde la admisión a trámite. Algo que estaba ya claramente establecido en la Constitución española de 1812.
Buscamos conseguir que sea una realidad que a los Jueces se les exija responsabilidad por sus actos, tal y como establece la Constitución.
Intentamos acabar con la impunidad y el corporativismo que permite de facto a algunos Jueces actuar fuera del imperio de la Ley.
Que la Justicia sea respetada.
Que la opinión de los ciudadanos sobre la Justicia honre la entrega y el esfuerzo diario de miles de jueces, fiscales y funcionarios adscritos a la administración de Justicia, que entregan sus vidas por asegurar el cumplimiento de la Ley y la Constitución.