Una vez más se vuelve a repetir lo que hemos podido constatar en algunos casos anteriores: el acoso y la posterior tortura a una Agente en cumplimiento de sus funciones; en esta ocasión Luisa María Flores, una agente de la Guardia Civil de Chipiona (Cadiz)
El Diario 16 lo presenta con todo detalle.
Reproducimos a continuación el artículo de Diario 16:
«Una guardia civil de Chipiona, relevada de su puesto y obligada a entregar el arma con un parte obligatorio de baja por estrés, en primera valoración – y ansiedad en un segundo informe sin ni siquiera haber sido valorada- sufre acoso en su cuartel desde que el mes de enero de 2017 se negó a reducir la vigilancia extrema a una maltratada, tal como le pedían sus superiores por no disponer de patrulla para realizar el seguimiento.
La agente de Chipiona (Cádiz), que hasta ese momento había tenido un expediente impoluto, se ha visto retirada de sus funciones, y archivados sus solicitudes de expediente de acoso como guardia civil y mujer.
Tampoco se ha activado con esta guardia civil el protocolo después de que su coche haya sido dos veces cubierto de pintura, y saberse que en el primer caso, ya con seguridad, se trataba de un maltratador que tenía activada la orden de alejamiento de su víctima.
Un programa de violencia de género, que utilizan desde la Policía y la Guardia Civil para limitar el grado de riesgo de la víctima de violencia de género, marca cinco niveles y, en este caso a la guardia civil Luisa María Flores, le indicó que se trataba de un caso de riesgo extremo. Ahí empieza la desgracia de esta agente.
Chipiona
Según explica esta guardia civil, destinada en Chipiona, el programa le indica que el caso de la joven que está protegiendo tiene un riesgo de violencia extrema y así se lo hace saber a sus superiores para que activen el protocolo.
La agente Flores recibe entonces un whatsapp del alférez de su cuartel en el que le indica que, de parte del capitán de la compañía, baje el riesgo de la víctima porque no disponían de patrulla.
Según recuerda Luisa María, con extrema precisión, el 11 enero 2017, “Llamé por teléfono y dije que no lo iba a bajar el nivel de riesgo,que si lo hacía por su cuenta asumiera las consecuencias”. Y aquí comenzó la tragedia de esta agente.
SE FALSIFICAN INFORMES, SE CAMBIAN DIAGNÓSTICOS
La guardia civil insiste en explicar a Diario16 que el sistema integral de violencia de género “tiene un programa informático que te indica el valor de riesgo de la víctima cuando responde al cuestionario. Yo no determina el valor de riesgo, sino que lo hace el programa protocolizado”.
Según manifiesta, “El programa determina ese riesgo. Yo puedo bajarlo, a mi criterio. Pero en este caso además era un caso extremo de libro, y yo no podía dejar desamparada a la víctima”.
Esta guardia civil conoce bien al maltratador, ya que incluso varios ciudadanos de Chipiona le acusan de haber sido la persona que volcó un bote de pintura sobre el coche de la agente en el 2015 .En ese año, ya se sabía que el joven maltrataba a sus propios padres, de los cuales también tiene orden de alejamiento e incomunicación.
De hecho, al maltratador se le detiene, aunque el juez lo pone en libertad ese mismo día. Y a las pocas horas la Policía de Sanlúcar de Barrameda lo detiene de nuevo por otro incumplimiento de la orden de alejamiento de la víctima de nuevo en la estación de autobuses.
“Lo meten en prisión al día siguiente, el día 13 de enero de 2017. Se nos notifica a nosotros. Y del día 18 al 19 me vuelven a volcar un cubo de pintura en mi coche”, manifiesta y teme que sus compinches, también fichados, sean los autores.
“Yo llamo a mi acuartelamiento y viene la patrulla. Pero la diligencia la llevan mis compañeros de investigación. Y esa misma noche, a las 21.44 h, vuelvo a tener noticias de amenazas a la joven y vuelvo a instruir diligencias”, explica.
Acosada
La agente se siente acosada por lo que ella llama “niñitos que rondan mi vivienda”, pero desde su cuartel no se activa el protocolo de protección. Espera hasta 11 días y finalmente acude al despacho del comandante de puesto y le dice, según nos explica, “que si no van a iniciar protocolo ninguno, y que estoy yo con el caso, cuando al ser acosada por la misma persona que la víctima, no debería estar en la investigación”.
Además, este individuo tiene cuenta en istagram “en la que nos amenaza”.
Lejos de rendirse, Luisa María Flores le dice al comandante que “estoy haciendo el trabajo que no me compete y el lunes voy a hablar con el comandante de puesto para decirle que vosotros os estáis saltando el protocolo y no me estáis protegiendo”. “no estáis haciendo nada”.
Luisa María, trabaja todo el día hasta las 11 de la noche, “pero nadie se hace cargo de la víctima”. Finalmente el tema se soluciona ante la insistencia de esta guardia civil.
Retirada del arma
El 2 de febrero le llama por teléfono el comandante de puesto. Tal y como manifiesta a Diario16, “me dice que si me voy a dar de baja. Le digo que no, que yo estaba descansando, que el sargento me había dado un día libre”.
Y entonces el comandante le dice que si no coge la baja voluntaria tendrán ellos que darle de baja. Y así le piden al día siguiente que entregue el arma.
Luisa María, convencida de que no ha hecho nada malo, y que está en perfectas condiciones de trabajar, se niega a esa baja voluntaria. Es entonces cuando “finalmente me llama el capitán de la compañía y me dice textualmente: “he hablado con el capitán y le ha ofrecido unos días libres y como no se los ha querido tomar, y a usted le gusta tanto trabajar y trabajar, nos hemos visto obligados a tomar esta determinación: retirarme el arma y mandarme al psicólogo”.
A partir de aquí comienza un nuevo periplo en el que le hacen hablar con el comandante jefe de personal, el psicólogo y el médico que es un teniente coronel del Ejército.
Según denuncia, de hecho lo ha llevado a la vida penal, a partir de ahí se falsifican informes, se cambian diagnósticos sin tan siquiera verla y por no cumplirse no se cumple ni con el requisito de parte cada diez días que marca la ley y que obliga, para mantenerla de baja, a verla de nuevo un médico.
Se llega a decir, algo que Luisa niega tajantemente, que ha ido al cuartel a amenazar de muerte y en los informes se dice que es una persona con problemas psiquiátricos y que ya había generado informes en este sentido en su anterior destino. Todo falso.
A partir de aquí, todo son irregularidades que denuncia por todas las vías a su alcalce. Luisa María Flores asegura que no va a rendirse. Seguro que será así.
De hecho, se ha visto a obligada a pedir un préstamo para poder hacer frente a los gastos que le ha supuesto realizarse un chequeo para el informe pericial forente, psiquiátrico y psicológico, en el que finalmente se le ha determinado que están en sus plenas facultades psicofísicas para desempeñar sus funciones como guardia civil.»
El titular del periódico dice «acoso laboral«. Nosotros decimos malos tratos, tratos humillantes y vejatorios. Algo que hoy en día la jurisprudencia internacional entiende como tortura.
En este sentido recordar lo que dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (ECHR), cuando sostiene que la Convención Europea de Derechos Humanos debe interpretarse a la luz de las condiciones de los tiempos actuales: actos que eran considerados como crueles, inhumanos y degradantes en el pasado, deberían ser actualmente considerados como tortura:
“La Corte ha examinado previamente los casos en los cuales se concluyó que se había producido trato y que deben ser descritos como tortura. Sin embargo, teniendo presente el hecho de que la Convención es un “instrumento vivo que debe ser interpretado a la luz de las condiciones actuales”, la Corte considera que ciertos actos que en el pasado eran considerados como “trato inhumano y degradante” de manera opuesta a “tortura”, pueden ser clasificados de manera diferente en el futuro. Se tiene en cuenta el punto de vista que el incremento a unos mayores estándares ha sido requerido en el área de la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, y por tanto de manera correspondiente e inevitable, requiere una mayor firmeza en la evaluación de infracciones en los valores fundamentales de las sociedades democráticas”[1]
Deberíamos empezar a llamar a las cosas por su nombre. ¿Le han acosado laboralmente a Luisa María Flores? Indudablemente sí. ¿Qué han hecho para acosarla? Malos tratos, tratos vejatorios y degradantes. Algo que hoy se debe conocer como tortura.
Y esto… te puede pasar a tí. Mientras que las Autoridades se sientan impunes castigando sin motivo porque sepan o piensen que nada les va a pasar… el problema se irá haciendo cada vez más grande.
Hay que evitarlo.
Te puede pasar a tí, le puede pasar a tu hija, a tu hijo, a tu nieta o a tu nieto.. a tu hermano… a cualquiera que tenga la mala suerte de querer cumplir con su obligación de ciudadano honesto y responsable -como hizo la Agente Flores- y en el otro lado se encuentre con un superior o una autoridad que se sienta impune para tomar la decisión que quiera, sea o no, acorde con la Ley.
Hay que evitar esta impunidad. Hay que ponerle freno.
[1]ECHR, Selmouni c. Francia,